Hay días que los empezamos llorando cuando nos enteramos de noticias como ésta.
El caso de Pruna salió antes de empezar yo con los blogs, era una pobre podenca a la que habían cortado un trozo de pata con unas tijeras de podar (creo que anteriormente esa pata se la había pillado con un cepo) y no contento con eso el hijo puta del dueño la molió a palos, afectándole a la columna, gracias a una operación y mucha rehabilitación consiguió recuperarse. Pruna fué una de las perras que pasó por mi cabeza adoptar, pero yo con mi pánico a los ascensores y ella con tres patas, mal lo teníamos. Fué felizmente adoptada en Francia (como no) y allí murió el viernes acompañada de su querida familia.
Descansa en paz Pruna, espero que el tiempo que pasaste con tu familia te compensara de todo el mal que te hicieron...
Estas palabras han escrito desde Francia dedicadas a ella:
"Mi Pruna ha muerto. El viernes, 13 de noviembre de 2009, la dulce Prupru murió en brazos de Sandrine.
Escribí mucho sobre Pruna porque la conocí bien, porque la quise mucho. Vivió mucho tiempo conmigo, meses y meses en los que aprendió a confiar en las personas, en los que se recuperó de la operación de una vértebra hundida, en los que aprendió a caminar a tres patas.
Mi Pruna, la podenca con carita de infeliz, que perdió una pata a manos de las tijeras de podar de un cazador. Mi Pruna, la pequeñaja a la que le asustaba la rehabilitación en la piscina. Mi Pruna, la locuela divertida, compañera de juegos de Pau, de Willy, de Maga, de Auri, de Betty…
Mi Pruna, que tiempo después se convirtió en la Prupru de Sandrine, Eric y Corentin, su “Prupru d’amour” la llamaban. En Francia encontró amor y más amor; risas, juegos, viajes, incluso un carrito para que no se fatigara en las excursiones. Amor, tanto amor.
Pruna, amor en castellano. Prupru, amor en francés.
Una más a la que hemos rescatado del infierno, decíamos con los compañeros; otro pequeño milagro, muy pequeño, que hemos hecho entre todos los que nos sentimos parte de El Refugio-Escuela. Un milagro que se apagó el viernes cuando a Pruna se le escapó la vida.
Hay veces, veces que son ésta, que no apetece continuar.
Hay muchos vídeos de Pruna y muchas fotos. Me quedo con las de sus primeros días felices en Francia."
Escribí mucho sobre Pruna porque la conocí bien, porque la quise mucho. Vivió mucho tiempo conmigo, meses y meses en los que aprendió a confiar en las personas, en los que se recuperó de la operación de una vértebra hundida, en los que aprendió a caminar a tres patas.
Mi Pruna, la podenca con carita de infeliz, que perdió una pata a manos de las tijeras de podar de un cazador. Mi Pruna, la pequeñaja a la que le asustaba la rehabilitación en la piscina. Mi Pruna, la locuela divertida, compañera de juegos de Pau, de Willy, de Maga, de Auri, de Betty…
Mi Pruna, que tiempo después se convirtió en la Prupru de Sandrine, Eric y Corentin, su “Prupru d’amour” la llamaban. En Francia encontró amor y más amor; risas, juegos, viajes, incluso un carrito para que no se fatigara en las excursiones. Amor, tanto amor.
Pruna, amor en castellano. Prupru, amor en francés.
Una más a la que hemos rescatado del infierno, decíamos con los compañeros; otro pequeño milagro, muy pequeño, que hemos hecho entre todos los que nos sentimos parte de El Refugio-Escuela. Un milagro que se apagó el viernes cuando a Pruna se le escapó la vida.
Hay veces, veces que son ésta, que no apetece continuar.
Hay muchos vídeos de Pruna y muchas fotos. Me quedo con las de sus primeros días felices en Francia."
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