domingo, 27 de diciembre de 2009

PRINCESA



ADIOS PRINCESA, ADIOS. ESTA ES LA CARTA QUE TE ESCRIBE TU MAMI INES. LA QUE ESCRIBE ESTO, LA OTRA INES COMO DICE MI QUERIDA PURI TODAVIA NO HA TENIDO VALOR PARA LEERLA, NO ESTAN LOS ANIMOS PARA ESO:
CARTA DE DESPEDIDA A MI AMIGA “PRINCESA”
¡Mi amor! ¡Mi tesoro…! ¡ Mi vida…! Así te llamaba hoy mientras me despedía de ti y te comía a besos. Te dije que te quiero, que te quiero muchísimo y te dije también que estuvieras tranquila, que ya no ibas a sufrir más, que ya estabas conmigo y que nos volvíamos a casa. Te acaricié ese pelo tan dorado, brillante y suave…Pero de la manera que se hace cuando se sabe que sería la última vez que estaríamos juntas. Quería que el mundo se detuviera, solas tú y yo, unos minutos más…
Aunque lo sabes, quiero decirte que has sido para mí la perra más maravillosa que jamás he conocido. Siempre había sentido una debilidad especial por ti, desde el mismo momento que te conocí en la Protectora. Cuando te llamaba para acariciarte siempre venías corriendo, moviendo tu rabito y como arrastrándote, como con prudencia, respeto y sumisión y cuando venían hacia nosotras todos tus compañeros, al sentir un poco de envidia por las caricias que te daba, tú siempre te retirabas sigilosamente hacia tu cuadrita, la llamada “Sala de los Deprimidos”donde dormías con tu compañero Dante. Porque en esos momentos tú estabas muy, muy triste, porque tu dueño había muerto y eres muy fiel , una perra amiga de su dueño como pocas he conocido. Allí estuviste 2 o 3 añitos en la protectora,y a pesar de ser una de las valoradas como “especiales” de Cuencanimal, nadie te quería adoptar, quizás por tu edad, pero sobre todo porque no conocían el amor que eres. Lo reconozco tesoro, tenia verdadera debilidad por ti, esos ojos tan tristes…esa necesidad tan grande de cariño… me enternecían profundamente.
Hasta que un día no pude aguantar más. Un perro de la protectora te dio tal mordisco que te rajó toda tu tripita. Te llevaron de urgencias al veterinario. El cosido era muy grande y Mercedes y Puri estaban muy preocupadas por ti, por si cogías alguna infección de vuelta a la Protectora y con la herida tan reciente, por si te volvía a morder el perro…Me acuerdo que llamé a otra voluntaria y le dije que me ayudara a llevarte al coche, que te llevaba de acogida hasta que te curaras. Y entraste en mi casa pero ya no saliste de ella. Me acuerdo de todos esos días como si hubiera sido ayer. Cuando viste por vez primera un ascensor, te daba miedo subir, pero sólo tuve que decirte que pasaras y así lo hiciste sin pensártelo dos veces, como después en tantos momentos, confiando siempre en todo lo que te decía u ordenaba, porque sabías desde el primer momento que todo lo hacía por tu bienestar o seguridad. Lo sabías desde el principio. Te enseñé mi casa, bueno, nuestra casa, tu habitación, tu sofá donde te tumbaste y ya no te moviste hasta pasadas unas cuantas horas…Tal era tu sentido de la prudencia y respeto.
Tuvimos desde el principio una empatía sorprendente entre nosotras. Era increíble como sabíamos en todo momento la una de la otra lo que sentíamos o necesitábamos. Porque no parábamos de vernos con los ojos y cualquier gesto, palabra o acto ya nos lo conocíamos. Tal ha sido nuestra empatía que no sé si será casualidad pero nada más dejarte en la clínica de Madrid me puse enferma con gastroenteritis. Y me decía una amiga “¿no me dijiste que le habían dicho en Cuenca que tenía Princesa gastritis aguda?”. Pero no era sólo gastritis…, tus riñones, tu hígado, tu corazón…Ya era demasiado, por muy fuerte que fueras ¡Pobrecita mía!
Me acuerdo que al poco tiempo de estar en casa ya cogiste mucha confianza y estabas ¡feliz! La gente me decía que parecías otra, que menudo cambio habías dado. Te venías conmigo a todos lados, incluso a las reuniones que hacíamos las voluntarias de la protectora en casa de Mercedes, a las que tanto te gustaba asistir. Siempre me llamaba la atención como reconocías el portal sin ver el número (yo tenía que verlo porque todas las casas de esa calle son iguales). Cuando te decía que íbamos a ver a “la mamá” (Mercedes) que te quería con locura, te ponías super contenta y me estirabas de la correa hacia su casa para llegar lo antes posible para verla a ella y a las demás.
Me acuerdo de todos los paseos por el campo que hemos compartido juntas. Te fascinaba y yo disfrutaba enormemente solo con verte tan feliz. Me acuerdo de tus paseos con tu amiga Caty y con Noel, lo bien que te lo pasabas con ellos. Me acuerdo de la primera vez que te lleve a que vieras el mar, te volviste loca con la arena y el agua. Como te los pasado, como has disfrutado…Y yo contigo, solo de verte tan, tan feliz…
Pero la vida es cruel… y me ha arrebatado una de las cosas que más quería, mi gran tesoro…
Que feliz me has hecho y cuanto me has dado Princesa. Ojalá haya estado siempre a tu altura.
Te juro que siempre estarás en lo más profundo de mi corazón tesoro mío, siempre, siempre….

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