domingo, 5 de julio de 2009

HRISTO




Hristo, fuiste mi primer perro, mi timón, mi ayuda y mi consuelo cuando me fuí a vivir sola. Apareciste de casualidad, como yo siempre digo Dios pone a nuestros amigos en nuestro camino, a tí concretamente en el camino de mi hermano, por esas carreteras de los pueblos de Toledo en el comienzo de la temporada de caza, andando por la carretera desesperado, muerto de sed y de hambre, lleno de mierda y de miedo, despistado de alguna cacería, se bajaron del coche y te acercaste enseguida, te measte en las Timberland de Paco y te subiste al coche rapidamente. Una llamada de teléfono: "Te llevamos una sorpresa", y vaya sorpresa, parecía que nos conociamos de toda la vida. No estuviste mucho conmigo porque un tumor te llevó de mi lado, eras la sensación cuando paseabamos, te encantaba el campo, no como a mí, pero tambien el sofá, en cuanto me acostaba ya estabas encima de mí, y cuando salia en algún programa alguna corneta o algún perro cazando, ahí ibas tu raudo, a la tele a ver quien era el chulo que salía de allí. Sabes que dejaste una huella imborrable y que te estaré eternamente agradecida, sé que allí arriba me esperarás, si no les has encontrado busca a Manuela, busca a Cleo, y a Lolo

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