A MI PEQUEÑA GORDITA. Desde que, hace ya siete meses, nos dejara nuestra Mafaldona, tú, amada perruchina, me fuiste enseñando a ver en ti todo lo que hasta ese momento me había pasado desapercibido. Todo eso en lo que apenas había reparado. Empecé no sólo a entender perfectamente lo que quiso decir Tagore al escribir aquello de “Si lloras por no ver el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas”, sino también a descubrir que, a veces, lo que en principio creémos estrellas ya son realmente soles espléndidos.Te marchaste de mi vida, pequeña perrilla, de la misma manera en que permaneciste en ella. Te marchaste en silencio, humilde, discretamente, dejándonos a tus gatos amigos (sobre todo a Lucía, la dulce cieguina) a Renato (el teckelillo compañero de estas últimas semanas) y a mí, continuar el camino mientras tú decidías abandonarlo. Habías resuelto que el tuyo finalizaba allí, sobre aquel montoncito de piedras…¿Sabes..? durante esa noche demoledora creí que no podría volver a pisar aquel lugar nunca más. Pero, ¡ya ves! apenas amaneció, teckelillo y yo volvimos allá nuevamente, buscando… ve tú a saber qué..!Y ahí permanecía aún la huella de tu adiós, al lado de una mata de “Dondiego de noche” que era casi de aquel mismo color y que, al toque de los primeros rayos de sol, comenzaba ya a cerrar firmemente sus pétalos. Observé a un par de mariposas blancas revoloteando. Parecían celebrar el estar allí, el estar juntas, el estar vivas… Y, ¿sabes? no pude por menos que imaginar que no eran sino vuestras pequeñas almas, las almas de tu añorada amiga y también la tuya... Las bellas almas de dos seres que mostraban así su dicha por haber vuelto - siete meses después - a encontrarse de nuevo y, esta vez, para no volver ya a separarse jamás. Mi pequeño compañero y yo contemplamos extasiados aquella danza embelesadora, la seguimos con la mirada hasta que aquellos seres etéreos se perdieron entre los árboles y entonces, sólo entonces, él y yo emprendimos lentamente el regreso a casa…
miércoles, 29 de julio de 2009
PETUNIA, O LA GORDITA, LA PERRITA DE NUESTRA QUERIDA MONTSE/MAFALDA
Lo siento mucho, Montse, lo siento mucho. Siento no haber estado disponible cuando me necesitabas (y muy orgullosa me siento de que fuera yo en la primera persona en que pensaste y llamaste cuando atropellaron a la albondiguilla. Siento no ser más fuerte y siento no poder consolarte como debía pero ya sabes que mi estado de ánimo no está precisamente para tirar cohetes. Siento que hayas tenido tan malasuerte y que la vida sea tan injusta. Ya sabes porque te lo he dicho desde el principio que el teckelillo te le puso Dios en tu camino porque queria llevarse pronto a su lado a Mafaldona y a Petunia. Y no estés triste, que ellas te observan, ellas están contentas, juntitas, echándote de menos pero esperándote, porque volvereis a estar juntas, dentro de mucho tiempo, pero ahí estarán. Y como me leiste el pensamiento porque pensé que escribieras unas lineas para tu gordita, ahí van de tu puño y letra:
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Renato era para Montse, estaba clarísimo!!!
ResponderEliminarPetunia, dulce como tu color chocolate, viaja, coooome y juega feliz al lado de tu hermanita, ella te guiarà y te tenseñará toooodos los lugares secretos del arco iris y te presentará a sus amigos para que juntos y revueltos, seaís muy felices esperando a vuestra mami, rota ahora, de pena...
ResponderEliminarElla te dió muchisimo Montse, te adoró como a su totem y vivió solo por tí; ahí quieta, siempre observandote, siempre intentando hacerte feliz, siempre... pendiente de tí.
Ella se ha ido porke sabe que ya no estas sola... Se aseguró que nuestro nuevo amigo fuera el elegido... Renato cuída de Mafalda...
Os quiero mucho.
Pilar